Lo que matan las frases matadoras.

POR GABY CRUZ

Las frases matadoras, esas frases hechas que buscan dejar claras en una línea una serie de ideas bastante más complejas, hay quienes la usan con absoluto convencimiento de lo que están diciendo, hay quienes las repiten como si fueran una especie de mantra con el mágico poder de ilustrar “la realidad”, hay quienes no solo se animan a usarlas sino que además osan modificarlas como queriendo mostrar que son altamente analíticos y han conseguido mejorar en un, ¿acaso simple?, pensamiento una idea más compleja. Pero seamos prácticos, vamos con un ejemplo claro: hace un tiempo alguien que conoce mi particular manía por las frases hechas quiso sorprenderme con una aggiornada frase, cuasi modernizada si se quiere, como quien cede el espacio a las luchas feministas me dijo: “al lado de todo gran hombre, hay una gran mujer”., Eduardo Galeano hace su propia descarga diciendo: “frecuente homenaje, dudoso elogio: reduce a la mujer a la condición de respaldo de silla”. La frase en cuestión presentada por quien fuera mi interlocutor, quien estimo creyó que vino a hacer justicia con el “vapuleado sexo débil”, arranca del supuesto condicionante y condicionado por una historia cargada de normas y reglas que dicen indicar el curso natural de la vida (y lo de natural habría que revisarlo) y según mas lo pienso, arranca a decir verdad de dos supuestos, el primero de la carencia/complementariedad, y el segundo (que se desprendería del primero) el de la heterosexualidad.
 Partamos por recordar que la frase proviene de la nada feliz matriz de norma hétero patriarcal “Detrás de todo gran hombre”, un comienzo que no es necesario (quiero creer) entrar a estas alturas a explicar porque es denigrante y hasta ofensivo para la figura femenina. Además

Así es como lo primero, el supuesto de la carencia/complementariedad, hace referencia a la “media naranja”. Según este supuesto, nacemos siendo mitades de otros, mitades que se pasarán la vida buscando a base de prueba y error ese otro que nos completa y nos complementa, entonces seríamos una especie de medias personas, o las personas seríamos entes que circulamos por la vida siendo mitades, hasta que encontramos al otro o la otra mitad. La cuestión es bastante problemática, porque en más de una ocasión andaremos por la vida pensando que al fin somos enteros, y más tarde nos daremos cuenta que nos equivocamos, porque en muchas ocasiones de plenitud nos dirán o creeremos que no somos plenos porque si estamos solos es porque somos medio. Más que problemático, es triste, triste pensarnos desde la mitad, no entiendo como compartir tiempos, alegrías y dolores si soy apenas una mitad, ¿será que siendo mitad amaré a medias?


El otro supuesto, el de la heterosexualidad, se desprende del primero y hasta lo complementa. Podemos ir evocando un mandato: “Tenés que encontrarte con tu media naranja y además tiene que ser de tu sexo opuesto”. La frase, tanto la matriz como la “reivindicadora”, habla de gran hombre y de gran mujer.


Ambos supuestos en demasía simplistas, y como la mayoría (me guardo el margen de error, porque estoy tentada a decir todas), no dan cuenta de la complejidad de la vida, el primer supuesto lo discuto abiertamente, me siento y me reconozco una persona entera, antes, durante y después de cada relación con otras personas que justamente me parecieron interesantes y atractivas porque las vi y las reconocí, enteras y completas como seres humanos, el segundo supuesto lo discuto y creo que con un poco más de consenso, porque la experiencia nos muestra muchos grandes hombres sin una mujer al lado, muchas grandes mujeres sin un hombre al lado, muchas grandes mujeres con grandes mujeres por compañeras y muchos grandes hombres con grandes hombres como compañeros.

Y después de mi descargo al respecto de lo incómodas, poco útiles e innecesarias frases hechas, he de decir que si son efectivamente frases matadoras, las acuso de asesinas si se quiere, en tanto matan la complejidad, la diversidad, matan las ideas en aras de simplificar, y de prueba ofrezco para tarea de la casa: “Es preferible pájaro en mano que cien volando”, y estoy tentada en enfrentar esta frase, pero eso, como lo dije antes, es tarea de la casa, acá solo cumple la función de prueba para acusar a las frases hechas de asesinas, porque cada vez que se simplifica algún aspecto de la vida humana algo se muere, algo se ignora, algo se mata.

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