Degenerando lo pùblico y lo privado

Por Ana Dellepiane



Junto a dos compañeras de la carrera de Psicología Social decidimos participar del encuentro de medios alternativos y elegimos el Taller de Género. Desde un principio nos sorprendió, gratamente, ver que el tema convocó a unas cincuenta compañeras de las que el 10% eran varones. La dinámica hizo que nos dividiéramos en no más de cinco, con el fin de reflexionar sobre dos cuestiones que luego serían puestas en común. Una fue el cómo entendemos la cuestión de género en las organizaciones o grupos de trabajo y la otra una situación hipotética de violencia en una pareja hétero, donde por pertenecer ambos a una organización esto se termina comentando en la misma y la decisión discutida termina siendo mantenerse fuera de la vida privada de la pareja.

Algunas de las conclusiones fueron que, por ejemplo, dentro de las organizaciones barriales el 70% de las que las integran son mujeres que gestionan, organizan, cocinan y deben repartir sus horarios entre el cuidado de niños, tareas domesticas u otros trabajos y que casi siempre los referentes son varones; que el patriarcado se impone através de la familia, el trabajo y también en las organizaciones, aunque se ha avanzado mucho, pero que si se dividieran todas estas tareas equitativamente, teniendo los varones mayor protagonismo en lo doméstico, el cambio podría ser cualitativamente significativo; que el género es un modo de relacionarse en un determinado sistema y que es una categoría conflictiva y represiva, materializándose en el cuerpo y las conductas y por esto su indagación debiera teñir todos los ámbitos de lo social, en especial los medios de comunicación llamados alternativos, si aspiramos a una sociedad sin géneros; que el mandato social es separar lo privado de lo público, también en cuanto a la violencia; que la violencia es relación de disputa por poder y por tanto debemos desnaturalizar que la misma sea solo de quien la padece dramáticamente, cuando en realidad se genera por una construcción social dentro de un sistema, reproduciéndose en hechos como que algunos compañeros pensaron, de inmediato, que en la situación hipotética de violencia ella era la golpeada y no él, aunque el folleto decía que “se pegaron”, siendo la representación que surgió, una naturalización de la violencia contra la mujer, nacida de las representaciones de género que impregnan nuestra cotidianeidad, de lo que se desprende la necesidad de desnaturalizar la violencia cotidiana, la significación del otro como amenazante o amenazado, puesto que nos hizo reflexionar en la infinidad de veces en que legalizamos la violencia en todos los ámbitos considerando intervenir solo cuando hay un cuerpo que sangra o un ojo morado, como si la violencia psíquica no se sintiese también en el cuerpo ¿sino donde? y fuese un fantasma de guante blanco impunemente permitido mientras no deje rastros. Se habló también del tratamiento de los medios en cuanto a la violencia de género, en titulares como “Engañó a su marido y la mataron”, “Mujer cometió crimen pasional por despecho”, por lo que debíamos revisar también los roles masculinos. Otro tema fue que se seccionaliza la temática de genero en las organizaciones y pasa a ser “eso de las mujeres” y de cómo el afuera condiciona a la organización, ya que busca el referente masculino, los “prefiero hablar con él” y “es que él tiene la voz más fuerte”, como si para presentar un proyecto hicieran falta los estereotipos de Perón o Fidel.
También hablamos de que muchísimos hombres han cambiado en la práctica cotidiana y que esto da pie a tratar la problemática no como “de mujeres”, ni solo planteársela a la mujer sino a todxs. Avalar la violencia por estar ligada a lo privado nos “priva” de derechos ya que este sistema intenta que signifiquemos a los otros como “propiedades privadas”, el tan mentado “lo que pasa en casa se queda en casa”. Además se llegó a la conclusión de que tiene que haber una formación constante y cotidiana para poder transformar, que implica el sacar del ámbito privado los problemas para verlos desde lo social.
Como reflexión personal me queda dando vueltas: esto de “lo privado”, ¿se refiere también a privado de crítica, de contenido, de salud? Porque lo privado en cuanto a nuestros vínculos ¿no será en definitiva privado de lo social o mejor dicho alienado?

1 feedback-trebolar:

Unknown dijo...

realmente encontre este link sin buscarlo y me intereso .;el tema que tratan ..segun me parece es bastante amplio y mas que trebol ,casi arbol.. por todas las ramificaciones.dese la niénez estamos culturalmente arceladospor influencias y obligaciones.. a la pubertad ..el camino se hace mas hancho para la "sociedad". y entrando en la madurez muchas veces ,nos deshacemos de algunos falsos prejuicios .pero aun asi .Que inmenso bien hariamos a la sangre nueva ,de omitirles tanta decadencia.y pasado .adelante con el cambio habramos nuestras mentes al proceso creativo.

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